lunes, 15 de junio de 2009

La elocuencia del poder

Yo, Operario del Espacio Público, proyecto que comparto con otros diez o quince compañero y con todos los que han ayudado y puesto su esfuerzo en Esta es una Plaza, estoy orgulloso de comprobar como la gran mayoría mantiene su implicación y ganas, aunque sea, otra vez, en el interminable mundo del papeleo.

También me siento orgulloso por haber contenido esa rabia que te invade cuando destruyen un mundo imaginado mejor, para dar cabida a unas casetillas de obra y unos aparcamientos, que por deseo de la autoridad, de una pobre ignorancia o de la gracia divina, súbitamente pareció mas conveniente. Templanza y perseverancia ha sido nuestra posición y yo estoy orgulloso de ello.

Pero, hay otros días en que, al revés, sientes que tanta moderación, sobriedad y continencia, te convierten más bien en el ‘tontito’ de la historia.

Eso me ocurrió ayer. Pasé por el solar que un día fue una plaza con gente, flores y teatro, un solar en el que, decían, se iban a poner casetas, obras, y no sé cuantas cosas más. Pero, a día de ayer, el solar seguía vacío, vacío, vacío...vacío como en estuvo 30 años

Pero, sorpresa, sorpresa, ¡la puerta había sido soldada! y eso me hace comprender que la razón fundamental que llevó a su cierre, fue que simplemente ¡la querían cerrada! si no, ¿por qué razón se suelda una puerta, si no es para impedir el acceso a todas las partes?.

Ojalá alguien nos lo explique.